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Aniversario del fallecimiento del general Hernán Pujato
General de Division Hernan Pujato 1904-2003
En memoria de quien en vida fue un místico en acción
Este próximo 7 de septiembre, se cumplen nueve años de la extinción de una
vida que ha honrado a nuestra patria, la del GENERAL DE DIVISIÓN HERNAN
PUJATO. No es mi propósito hacer una cronología de una personalidad ejemplar,
sino recordarla, para honrar a su memoria. Sin hacer comparaciones debo decir
con la convicción de quien lo ha conocido estrechamente y convivido con él en
los hielos polares, que siendo San Martin el padre de nuestra patria es justo que
a Pujato se lo considere el padre de nuestra patria antártica, que es una parte de
la del Gran San Martin.
Centenares de argentinos han transitado las huellas que su trineo marcara como
sendas en los hielos antárticos; centenares de cientificos han investigado los
misterios que encierra ese continente blanco y lo siguen haciendo; familias
argentinas invernan en esas soledades e hijos argentinos han nacido en esos
suelos patrios. Eso y mucho mas fortalece nuestros sentimientos soberanos
sobre un sector de ese continente, fue parte de su sueño visionario.
La partida, el 12 de febrero de 1951, del heróico barco Santa Micaela, proporcionado
gratuitamente por otros dos patriotas argentinos, los doctores Carlos y Jorge Perez
Companc, marca un hito definitorio en la historia moderna de nuestras actividades
polares continentales en la Antártida. A bordo iba la "Primera Expedicion Cientifica
Argentina a la Antártida Continental" liderada por el entonces Coronel Pujato. Sus
siete compañeros de expedición estaban inspirados en su viril personalidad, su voluntad
de acero y su temple inquebrantable. Con el amparo Divino y en condiciones
desventajosas, llegaron a latitudes extremas y fundaron la base polar mas austral
del mundo por entonces. Eso fue solo el comienzo de una epopeya que ha seguido
con otras heroicas patriadas. Acto seguido, centenares de antárticos
argentinos —militares, aeronáuticos, navales y civiles— han continuado y continuarán
su obra. También ellos, abnegadamente se sacrifican por la patria y luchan con el
denuedo de los heroes.
Hoy, a mas de sesenta y un años de aquellas proezas que ni los avances tecnológicos
modernos pueden opacarlas, saludemos la memoria de ese patriota y soldado,
fuerte como un creador y clarividente como un profeta, que ha nutrido las paginas
de la historia polar argentina.
Mi General, yo fui su camarada en la organización de esa primera empresa y segundo
jefe de la expedición que usted comandara. También fui su compañero de la primer
patrulla polar argentina; juntos hemos sobrellevado exitosamente las inclemencias
del tiempo al explorar hielos eternos nunca antes hollados por pie humano. Nosotros
no fuimos los mejores —porque en la vida siempre hay alguien que es mejor que uno—,
pero fuimos los primeros y eso nadie nos lo puede disputar. Usted ya no está en este
mundo pero Dios ha querido que yo sea el único sobreviviente.
Al honrar a su memoria lo hago tambien honrando a la de Gonzalez Supery, Riella, Gomez,
Abregu Delgado, Moro y Serrano, sus primeros compañeros antárticos.
Usted cosechó laureles pero también ingratitudes y envidias. Hoy la historia le rinde homenaje,
el marmol le da vigor y el bronce le da vida a sus ejemplos.
Querido General, maestro, gaucho por dentro y patriota a carta cabal, su nombre ya es cumbre
de gloria y de epopeya. Como el mas viejo de sus soldados me tomo la atribución de representar
a todos sus camaradas antárticos para rendirle este homenaje y lo saludo marcialmente.
Mi grito de "viva la patria" que se anuda en mi garganta miestras se nublan mis ojos, es
también un tributo a usted y a la patria que nos es común, a la que todo le dio y nada ni pidió
ni acepó.
Texto: Jorge Mottet
Tcnl (R.E.)
2do. Jefe, Primera Expedición
Científica Argentina a la
Antártida Continental.
1951/52
En Nuestra Biblioteca contamos con el libro "El conquistador del desierto blanco. Hernán Pujato".
La permanencia argentina en la Antártida.
Relato pormenorizado y claro de este militar que posibilitó la última expansión territorial argentina, asegurándole un lugar en la Antártida. La sacrificada vida de los primeros años quedan reflejada en las páginas de esta obra. De Susana Rigoz con el asesoramiento de Beatriz de Nóbile.