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La Museología entra en los Cuarteles

Cómo Clío1 puede ayudar a conservar el patrimonio histórico de nuestras unidades




My Ing (R) Museólogo, Sergio Oscar Toyos



El entusiasmo y la iniciativa,
una fórmula clásica y conocida
para dar solución a temas del
servicio poco comunes...


Clio Musa de la historia


Todos conocemos la tradición que hace que en cada cuartel se organice una Sala Histórica. Algunas unidades de larga prosapia, tienen salas a las que cuidan y mantienen como verdaderos y queridos museos, tanto por la cantidad y valor del acervo que poseen como por el asesoramiento especializado que requieren de museólogos profesionales o improvisados que se encuentran en las localidades donde cada unidad se encuentra de guarnición. Otras, organizan las tradicionales, pero curiosamente, no reglamentarias salas históricas, con algunos varios objetos representativos para el elemento.


Por lo general, el desconocimiento acerca de las formas de presentar objetos museales, lleva a que se organice una serie de vitrinas de diverso tipo (antiguos muebles reciclados y adaptados para la nueva función) en los que se exponen los objetos... pero en una forma estática y muda, ya que pocos son los que montando estas salas, saben que se las debe organizar siguiendo un guión museológico y otro museográfico, aspectos que daremos a conocer. Ante todo, resulta conveniente, saber qué es y para qué sirve un museo:


Museo


(Del griego mousèion: de las musas) El ICOM, Comité Internacional de Museos, ha emitido la siguiente definición en 1974, ratificada en 1989, en la que afirma: “El Museo es una Institución permanente, sin fines lucrativos, al servicio de la sociedad y de su desarrollo que adquiere, conserva, comunica y presenta con fines de estudio, educación y deleite, testimonios materiales del hombre y su medio".

También esta definición, incluye:

  • Institutos de conservación y galerías de exposición, archivos y bibliotecas.
  • Lugares y monumentos arqueológicos, etnográficos y naturales; sitios y monumentos históricos, teniendo esta naturaleza por sus actividades de adquisición, conservación y comunicación.
  • Lugares que conservan especímenes vivientes: jardines botánicos y zoológicos, acuarios, vivarios, etc.
  • Parques naturales, arqueológicos e históricos.
  • Centros científicos diversos.
  • Planetarios, exploratorios, etc.
  • Reservas donde se preserve el ecoambiente sistemática y organizadamente.

 

Esta es la definición de la nueva museología que se practica, alejada por cierto de anticuados y polvorientos depósitos, recargados de montones de objetos, muchas veces inconexos entre sí… Luego de orientarnos acerca de qué es un Museo y para nuestro caso, la modesta Sala Histórica que debemos organizar en nuestros elementos, veamos qué es lo que se conserva y exhibe en ella, el patrimonio o acervo, tratando de interpretar primero qué se entiende por tal término:

Patrimonio. (Del lat. patrimonĭum).
Conjunto de los bienes propios adquiridos por cualquier título.
Conjunto de los bienes propios, antes espiritualizados y hoy capitalizados.


Y así existen entre otros, los siguientes:


Patrimonio Arquitectónico:
Los edificios monumentales y singulares, como los modestos y sencillos que caracterizan y dan identidad. Son parte indisoluble del origen y la memoria física de un grupo humano.


Patrimonio Cultural:
Bienes muebles e inmuebles, materiales e inmateriales, particulares, de instituciones y organismos públicos o semipúblicos, de la Iglesia y de la Nación, con valor excepcional desde el punto de vista de la cultura que sean dignos de ser conservados como rasgos permanentes de su identidad. Conjunto de bienes materiales e inmateriales que definen a un grupo humano: el lenguaje, la gastronomía, la literatura, la historia y sus restos materiales: el patrimonio histórico. (…Y nos preguntamos acá si no hay en la modalidad de vida de la Milicia, una verdadera Cultura, llena de modismos, lenguajes, gestos, literatura, gastronomía, usos costumbres y tradiciones…)


Patrimonio natural:
Los elementos naturales: ríos, valles, montañas, así como el resultado del trabajo del hombre en el medio, el paisaje humanizado: caminos, ciudades, casas rurales, etc.


Patrimonio viviente:
El ser humano tiene espíritu creador, que es su facultad distintiva, la que lo diferencia de los demás organismos vivos. Es importante considerar que las distintas expresiones, manifestaciones y creaciones como la música, la danza, la lengua, los ritos no existen físicamente. También son los elementos intangibles tradicionales utilizados por quienes protegen y preservan el patrimonio cultural material.

Para la UNESCO, los "Tesoros Humanos Vivientes" son personas que encarnan, que poseen en su grado más alto, las habilidades y técnicas necesarias para la producción de los aspectos seleccionados de la vida cultural de un grupo humano y para la existencia continua de su patrimonio cultural material. (¡Cuánta gente antigua y retirada constituye un impresionante archivo de recuerdos, que pueden ser revividos y rescatados de la oralidad, para presentarlos de alguna forma imaginativa y creativa!)


Patrimonio Tangible e Intangible


El primero es aquel que está constituido por objetos visibles y concretos. El segundo por los usos, costumbres, tradiciones y aspectos transmitidos oralmente o por los hábitos, que a medida que transcurre el tiempo, permanecen en el imaginario colectivo, formando parte de la estructura de pertenencia de un grupo cultural (en este caso, nuestras unidades).


Habiéndonos interiorizado de estos significados y de los propósitos que se persiguen con la organización del acervo en las Salas Históricas, veremos de apreciar otro aspecto: ¿Para qué se organizan estas salas o museos? ¿Por qué?


Nuestra Fuerza se jacta de tener un especial espíritu de cuerpo, generado por la forma de llevar a cabo sus misiones y trabajos específicos.
Se pueden observar incluso distintas formas de ese espíritu, dependiendo de las Armas, las Unidades, las Especialidades que tengan, los marcos geográficos en que actúen, el tiempo de permanencia del personal que reviste en ellas, etc.  

Los diversos tipo de escenas, tan comunes en todos los trabajos que realizan nuestras unidades, junto con la tradicional y a veces espartana prolijidad y practicidad con que mantenemos sus cuarteles, están acompañadas –entre otras-, con la orden de confeccionar el Libro Histórico y los Diarios de Guerra, valiosos instrumentos documentales que nos remiten al patrimonio del recuerdo, como tantos otros que dejan plasmados en la memoria, las acciones, las órdenes, los documentos y hasta los objetos con que hemos realizado una acción determinada.


Pero eso no es todo en lo que hace a la preservación, conservación y exhibición de nuestro patrimonio. Y allí es cuando caemos en la cuenta de que también tenemos que cumplir con la orden (que no figura en los reglamentos, pero que siempre se la imparte y se la ejecuta), de organizar la Sala Histórica.


Por lo general, se designa a un joven subteniente que tenga afición por la Historia (o no), y éste, casi siempre mascullando palabras indescifrables, no advierte que Clío, feliz de que se la tenga en cuenta, le da una mano y lo invita a recorrer el cuartel, a introducirse en la historia oculta en sus paredes, sus objetos, sus cuadras, plazas, parques y talleres, así como también en la memoria particularmente del personal de suboficiales más antiguos que en muchos casos, llevan muchos años destinados en la unidad. También aparece en la población civil aledaña, que por múltiples razones, ha tenido contactos de todo tipo con las unidades.


Entonces, nuestro Subteniente, por ahí auxiliado por algún curioso o habilidoso suboficial, comienza entonces a hurgar por todos los rincones para conseguir elementos para montar la sala. En la Ayudantía encuentra el estandarte que se usara antes de que la Unidad cambiara su denominación; en un parque de materiales, hablando con el antiguo suboficial encargado, encuentra apilados unos “aparatos que vinieron con la operación PAM y que están para dar de baja con la próxima inspección”; recorriendo otro parque de automotores, descubre en un rincón, una vieja “jeepona” Dodge que está de baja y que nunca se remitió a la unidad logística; en otra oficina de la Mayoría descubre los primeros libros de incorporación de la tropa que datan de hace más de setenta años, que debieron ser quemados o destruidos bajo acta, pero que nunca se lo hizo…


En el Casino de Oficiales, encuentra una destartalada biblioteca con un heterogéneo conjunto de libros y revistas que fueron siendo dejados “en donación” por quienes revistaron a lo largo del tiempo en la unidad.


En el camino por las calles internas, se topa con el Intendente de Cuartel, un añoso suboficial mayor que hizo allí toda su carrera. Le pregunta en qué andaba y el joven subteniente, le comenta la orden recibida. El suboficial mayor, rascándose la cabeza con la mano derecha y poniendo la izquierda en jarra, principia a recordar y comienza a hablarle de anécdotas, personajes, materiales que supo tener la unidad, y variadas aventuras en las que él participara. Entusiasmado por recordar los viejos buenos tiempos, nuestro Intendente, se le ofrece para ayudarlo en su tarea, saluda y se retira.


Luego, el subteniente pasa por el fondo del cuartel y en el taller de carpintería, mientras piensa en lo que le comentara el Intendente, comienza a revolver trastos, ayudado por el suboficial carpintero, encontrando varios muebles adaptables para armar vitrinas y el antiguo escudo ovalado y esmaltado que se ostentaba con el anterior nombre de la unidad en la fachada de la Guardia de Prevención.


Y así, siempre con una invisible Clío que lo lleva de su mano, reúne un montón de objetos más, amén de hacerse objeto de conmiseración en su recorrido, permitiéndole obtener una colección de antiguos reglamentos y otros objetos variados… El suboficial que lo acompaña, es imaginativo pero no deja de pensar en la imagen discepoliana que tiene el material que van obteniendo, y sin decir nada pero haciendo un gesto de duda, va llevando todo a un local que le han facilitado para depositar y clasificar todo lo que va obteniendo. (Por suerte este suboficial es muy habilidoso e imaginativo en trabajos de restauración y puesta en valor de lo que van hallando)…


Al término del día, el subteniente observa esos materiales reunidos mientras se rasca la cabeza (igual que el intendente del cuartel) y se mesa el mentón pensando cómo va a organizar todo ese lío. No advierte que está siendo siempre observado por la mirada atenta y sugerente de Clío. Guarda todo y despidiéndose del suboficial que lo auxilia, cierra con llave y se retira a su cuarto en el casino (…Clío comienza a hacer un inventario).


Y ahora ¿cómo se hace esto? Nuestro joven subteniente, al acostarse, repasa mentalmente las órdenes impartidas y las vivencias tenidas durante ese día, así como los objetos encontrados... Le quedó muy marcada la conversación mantenida con el viejo Intendente de Cuartel y se propone un plan de acción que contempla lo siguiente:


  • Reunir todos los materiales posibles, realizando una búsqueda sistemática, para luego clasificarlos.
  • Coordinar con el oficial logístico las posibilidades de regularizar los cargos de los efectos dados de baja o propuestos para ella, a fin de restaurarlos, ponerlos en valor y luego instalarlos en la sala. Advierte que hay que descubrir en folletos y manuales, el nombre técnico de alguno de los trastos obtenidos y que todo eso debe ser fichado e inventariado.
  • Reunirse con el Encargado de Elemento y el grupo de suboficiales más antiguos que éste le recomendara para escuchar de ellos todos los datos que sirvieran para reconstruir la memoria de la unidad. De ellos obtendría direcciones y paraderos de antiguos camaradas retirados, radicados en la zona de influencia de la unidad.
  • Reunir todos los libros históricos de la unidad, verificando los faltantes, así como también, los diarios de Guerra correspondientes a las ocasiones en que la unidad hubiera realizado maniobras y actividades operacionales sola o enmarcada. Estudiar cómo reconstruir los faltantes, sobre la base de archivos de órdenes del día y otros documentos, sin descartar la memoria oral de muchos.
  • Para ello debía reunirse primero con el Oficial Logístico, el de Operaciones y el de Personal, para averiguar cómo reunir documentos antiguos que se hubieran conservado en la unidad, particularmente, los libros de incorporación que tanto le habían llamado la atención por su antigüedad.
  • También, al Oficial Logístico le pide el auxilio del Suboficial Mecánico de Instalaciones, para revisar techos, probables filtraciones, instalación eléctrica, sacar necesidades para pintar y la seguridad de puertas y ventanas para “su tesoro”… Resuelve también pedir al Suboficial Carpintero, para poner en valor algunas vitrinas y muebles encontrados para ver cómo habrá de exponer el material.
  • Conversar y consultar con el personal más antiguo sobre la posibilidad de buscar, encontrar y entrevistar a antiguos cuadros y soldados que hubieran revistado en la unidad y que vivieran en proximidades del cuartel o en la zona de influencia.

De pronto advirtió que la cosa estaba comenzando a gustarle y entusiasmado, abrió en su computadora, una carpeta para ir haciendo en borrador un plan de trabajo.


     La imaginación lo empezó a devorar. No se daba cuenta que Clío, mientras inventariaba rápidamente los escasos recursos obtenidos ese día, desde el local de la futura sala histórica, le insinuaba y le indicaba dónde buscar, a quién consultar, a quién entrevistar y poder así hacer una historia de la unidad. Además, consultó viejos libros sobre la historia del Arma, pudiendo encontrar los primeros vestigios de esa unidad y ver así cómo ésta se remontaba en el tiempo retrospectivamente, indicándole dónde estaba ahora.


     No se daba cuenta que estaba organizando mentalmente el Guión Museológico de su unidad: la historia que le serviría de marco para que pudiera ubicar dentro suyo a los objetos encontrados y a los que encontraría, incluyendo los aspectos de índole testimonial, a los que todavía no sabía qué forma darles.


Barruntando sobre todo esto, se durmió.


Al día siguiente, luego de la formación de bandera, se sentó en el Detall de la Subunidad y diagramó en su computadora una lista de acciones a emprender. Debía organizar el trabajo.


Todo lo que había pensado la noche anterior lo volcó en forma de tareas impuestas y deducidas. Luego fue a la sala donde estaban los objetos hallados el día anterior y los inventarió sumariamente. Se le ocurrió como una idea interesante, darles un orden tipológico: documentos y libros; materiales varios; etc. Luego lo detallaría más prolijamente, a medida que surgieran otros tipos y variedades de efectos.


Rápidamente le informó a su Jefe de Compañía de los resultados de la orden impartida y éste, le dio su aprobación y las recomendaciones del caso, junto con alguna que otra idea de dónde buscar o con quién hablar. Luego lo envió a continuar con su tarea, a la que ahora le impuso un término: la Sala Histórica, completamente arreglada, revisada su instalación eléctrica, organizado su patrimonio y montado todo escenográficamente para que luciera todo bien, debía inaugurarse el día del Arma.


Le quedaban sólo tres meses y medio. Aceleradamente puso manos a la obra. Así, concurrió a ver nuevamente al Intendente del Cuartel. Mantuvo otra larga y productiva charla con el nostálgico suboficial y éste le mostró otras cosas que atesoraba en un cofre de su taller y depósito: viejos álbumes de fotos, banderines, un viejo uniforme marrón terroso completo con los distintivos en uso en el pasado, otro verde oliva que este subteniente jamás había llegado a usar y objetos de recuerdo como tiras de grado, un sable enmohecido y medio oxidado (trabajo para el mecánico armero), revistas y recortes cuidadosamente pegados en un álbum, en el que se destacaban las actividades que habían quedado para la posteridad en viejos diarios de época. Todo servía y nuestro subteniente, sentía que la imaginación lo volvía loco.


Ya diseñaba cómo instalar y conectar todo. Así pasaron varios días de un verdadero trabajo de arqueología cuartelera, en el que nuestro improvisado museólogo, por igual, cosechó actitudes generosas como las del Intendente de Cuartel, algunas celosas y desconfiadas, y otras indiferentes y apáticas. Pero de todos obtuvo algo. En su libretita negra iban apareciendo nombres de personas a contactar, recursos a obtener, trabajos a realizar, materiales a solicitar y gastos a efectuar.


Consultó a los oficiales de la Plana Mayor y todos al ver el entusiasmo que Clío le presentaba en su cara, le ponían todo a disposición. Su alegría, optimismo y ansiedad, ya que el tiempo corría, no tenían límites. Su ajustada relación con el Oficial Logístico, la fluida e incondicional ayuda del Intendente de Cuartel y el Mecánico de Instalaciones, bajo la supervisión del oficial logístico, que era Ingeniero Militar, le impulsaron aún más en su cometido: el ámbito previsto para la Sala estaba quedando impecable.


Transcurrido alrededor de un mes, y realizadas casi todas las tareas de preparación edilicia, reunido y prolijamente inventariado en variados rubros el acervo de su futura sala, se le produjo un blanco mental: ¿Cómo hacer para conectar la variada y ahora cuantiosa cantidad de objetos reunidos, las grabaciones desgrabadas y escritas relatando anécdotas? Los documentos encontrados, debían estar unidos por un hilo conductor que pudiera reunir a todos estos en una suerte de diálogo, una especie de argumento para poder emitir un mensaje. Ese era el Guión Museográfico.


Degustador de la historia, conocía muchos museos tradicionales, esas instituciones de antaño semejantes a templos, panteones o depósitos de antigüedades y viejos objetos expuestos sin conexión alguna y juntando tierra en forma muda e inexpresiva. Él quería organizar una de esas nuevas muestras dinámicas, pedagógicas y atractivas... En algunos materiales encontrados en Internet, había encontrado definiciones que lo habían impactado:


“La nueva museología intenta reflexionar sobre el futuro de una institución llamada a ser el centro de la vida cultural del mañana a partir de la conservación de una patrimonio vuelto a ser vivo y no enfermo en mausoleos inaccesibles para la mayoría”.

“La nueva museología cuestiona específicamente los enfoques del museo tradicional hacía resultados de valor, significación, control, interpretación, autoridad y autenticidad"

Paule Doucet – 1996


En su ya galopante iniciativa y entusiasmo, era alimentado por las periódicas visitas del Jefe de Compañía, del Oficial de Operaciones y una del Jefe, que asombrado por la habilidad del subteniente, elogió sus esfuerzos, alentándolo a perseverar y a obtener un museo que pudiera también ser abierto a la comunidad... Más y nuevos desafíos... Más entusiasmo...


Indagando en Internet, descubrió que ese argumento con el que él pensaba hilvanar todos los objetos reunidos, debía partir del que ya tenía la historia de la unidad, por un lado y por el otro, la “vida” que pudiera darle con su inventiva e imaginación a cada uno de los objetos. Así, confeccionó una planilla, donde cada uno los objetos, agrupados tipológicamente y con la ficha descriptiva ya armada, fue vinculado con otro. Actuó en forma semejante a la organización de los pequeños ejercicios de sección que montaba con sus soldados.
Determinó los espacios en los que debía ubicar un lugar de descanso visual, dónde debía cerrar una categorización tipológica para comenzar otra, dónde y cómo debía colocar los objetos para que se vieran “vivos”, cómo debía redactar sus “fichas nomencladoras” para que los objetos “hablaran por sí mismos”, cómo debía ubicar la iluminación para obtener “efectos especiales”. Todo el local había sido cuidadosamente pintado, las luces permitían iluminar estratégicamente los objetos expuestos, sin dañarlos con los rayos UV. Nuestro subteniente se había informado de los daños que pueden causar estos y los raoyos IR, así como la humedad relativa.


Los objetos habían sido expuestos siguiendo una cronología de la unidad, con breves fichas correctamente realizadas indicando el nombre y descripción del acervo…


Desarrolló también sectores con efectos de audio, para lo cual diseñó con el Suboficial Mecánico de Equipos Fijos un sencillo sistema que producía un impactante efecto sobre ciertos materiales importantes, y así con ese entusiasmo, se sentía un realizador. No había hecho gastar mucho dinero, había entusiasmado a varios más que hasta de noche colaboraban en el montaje de la exposición. Se confeccionaron algunas gigantografías que hicieron que el oficial de finanzas pusiera el grito en el cielo, pero todo salió al fin con el visto bueno de la jefatura. Tenía todos los apoyos, porque se había esforzado en forma, y porque había contado con la invisible presencia y sugerencias de Clío.


El día del Arma, la Sala Histórica fue abierta y las visitas y autoridades pudieron recorrerla. Especialmente invitados, fueron aquellos antiguos suboficiales retirados que al verse en amarillentas fotos y recortes, al ver el uniforme marrón terroso y algunos materiales estratégica y audazmente dispuestos por el arrojado subteniente, no pudieron evitar dejar de emocionarse, dándole efusivas felicitaciones y todo su apoyo. El suboficial auxiliar, orgullosamente relataba cómo había rescatado los diversos objetos, dejándolos como nuevos… El objetivo se había cumplido.


El sentido de identidad, el de pertenencia y el espíritu de cuerpo estaban expuestos con todo éxito. Si bien la Sala Histórica estaba modesta e improvisadamente montada para ojos de entendidos y críticos, esos valores mencionados estaban escritos con mayúsculas. A su vez, las nuevas generaciones de gente más moderna entre cuadros y tropa, veían por primera vez el pasado de la unidad, que si bien no era histórica, reunía en sus largos años de permanencia, los objetos y los sentires de muchas personas que pasaron por ese viejo cuartel.


Identidad, Pertenencia, Espíritu de cuerpo, son los valores que con este tipo de manifestaciones, una Sala Histórica y un poco de ingenio y audacia, pueden contribuir a reforzar los que ya tenga la unidad y a hacer que se transmita a las generaciones del mañana.


Como vemos, la Nueva Museología no es sólo el cambio de técnicas expositivas, es una nueva forma de concebir la realidad del museo, una nueva actitud para desarrollar el trabajo de los museólogos, una nueva visión en la concepción del museo, indispensable si queremos construir un nuevo museo, necesaria para fortalecer nuestra identidad, y fundamental para desarrollar una Institución y un País mejor.
   




flecha Texto: My Ing (R) Museólogo, Sergio Oscar Toyos

Notas:

1. Clío es la Musa de la Historia. [subir]




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