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La Reconquista de Buenos Aires (12 de agosto de 1806).



 

Malvinas


La situación de Buenos Aires después de la ocupación de los ingleses no tuvo nuevos enfrentamientos armados; pero la población, a pesar de ello, inició acciones para lograr su recuperación, expulsando a los invasores.

Las fuerzas enfrentadas del Ejército vencedor fueron los Regimientos de Infantería y de Dragones de Buenos Aires: Blandengues de la Frontera; Voluntarios de Infantería de Montevideo y Buenos Aires; Voluntarios de Caballería de Buenos Aires; Cuerpo de Miñones, Real Cuerpo de Artillería y Real Cuerpo de Marina y Cuerpo de Voluntarios del Corsario francés Mordeille. Total: 1948 hombres, además de un significativo número de pobladores civiles de Buenos Aires que acompañaron a las tropas.

Por su parte, el Ejército Británico estaba formado por el Regimiento Escocés Nro 71; Real Infantería de Marina; Regimiento y Artilleros de Santa Elena; Cuerpo de Marineros; Regimiento y Conductores de Artillería y Dragones Ligeros. Total: 1624 hombres.

Liniers, que había sido designado por la huida del Virrey Sobremonte, para organizar la recuperación de la ciudad, se había trasladado a la Banda Oriental. Desde allí, comenzó a conformar las tropas en consonancia con los trabajos que se iban realizando en la capital del Virreinato. Cuando se trasladaron desde Colonia, desembarcaron en San Isidro, ya que consideraban mejor enfrentarse con el enemigo fuera de la planta urbana de la ciudad.

De la misma manera lo habían acordado los ingleses, para evitar daños al vecindario; pero, ante los problemas climáticos de lluvias torrenciales, que dificultaban el avance de la infantería y la artillería, no pudieron concretar esa resolución y permanecieron en Buenos Aires.

Por ello, las tropas locales avanzaron hacia la Capital, acercándose a la Chacarita de los Colegiales y luego a los corrales del Miserere. En el camino, se habían ido incorporando voluntarios y tropas locales. Y en el centro de la ciudad, se habían incorporado soldados, en las azoteas de las casas, con el apoyo de los habitantes.

Liniers había enviado a Beresford una nota en la que intimaba su rendición expresando: “Vengo a la cabeza de tropas regladas muy superiores a las de su mando y que no le ceden en instrucción y disciplina... y las fuerzas de mar… no le dejarán recursos para emprender la retirada… y me estimulan a dirigir este aviso… para saber en 15 minutos… si está dispuesto… a librar a sus tropas de una total destrucción… o entregarse a la discreción de un enemigo poderoso…”. La respuesta fue: “No pongo en duda en que Ud. tiene la superioridad de sus tropas… [Pero] me defenderé hasta el caso que me indique la prudencia para evitar las calamidades que pueden recaer sobre este pueblo, que nadie sentirá más que yo…”.

Ante esa situación, Liniers ordenó avanzar desde Miserere a Retiro, y desde allí marchar sobre la Plaza Mayor para emplazar las piezas de artillería en las entradas de la plaza. El desplazamiento de  las tropas en esos parajes fue complejo por el mal tiempo, pero se fue resolviendo gracias a los aportes de insumos que se necesitaban y que se fueron proveyendo: subsistencias para la tropa y caballos, monturas y capas, la colaboración de voluntarios para arrastrar los cañones y otras piezas de artillería, y la entrega de más armamentos. Todo ello fue solventado por Martín de Álzaga.

El Ejército, al mando de Liniers, marcharía entero por Florida hasta Sarmiento. Allí se fraccionarían  en cuatro columnas: la primera y la segunda por Florida hasta Rivadavia e Hipólito Irigoyen respectivamente y Bolívar para atacar la Plaza; la tercera y la cuarta doblarían por Sarmiento hacia el este para seguir después por San Martín y Reconquista hacia la Plaza Mayor.

Los ingleses se situaron, de manera defensiva, ocupando las arcadas de la Recova, del Cabildo y de la Catedral, y apostando piezas de artillería en dirección a la Plaza. Hacia esa zona avanzaron, haciendo fuego, las tropas locales, con la caballería y los voluntarios, desalojando a los ingleses. El Regimiento 71 fue retirado de las calles y concentrado en la Recova, donde fue atacado y derrotado por la caballería al mando de Pueyrredón. Al quedarse sin posibilidad de seguir luchando, Beresford ordenó, desde la Fortaleza, desplegar la bandera de parlamento.

Beresford se rindió ante Liniers, entregando su espada, la cual le fue devuelta por el vencedor, quien a su vez se comprometió a que los soldados ingleses no serían atacados al depositar sus armas frente al Cabildo. Las bajas británicas fueron cinco oficiales y cuatrocientos doce de tropa, entre muertos y heridos. Las  bajas de los vencedores alcanzaron a cincuenta muertos y ciento treinta y seis heridos; entre ellos, muchos denominados “del vulgo” por tratarse de clases bajas que se unieron en el ataque para arrastrar la artillería y acarrear municiones, o los “andrajosos” y plebe, como se denominó a los gauchos. También actuaron mujeres, atendiendo heridos o luchando, como Manuela Pedraza, la “Tucumanesa”.

Muchos de los participantes, tales como Pueyrredón, Güemes, Artigas, Rosas, Belgrano, Saavedra, Álzaga, entre otros, cumplieron funciones en pos de organizar un estado independiente.

Cabe señalar que los citados hechos se denominaron “Reconquista de Buenos Aires”; pero, según arrojan los análisis de investigación, bien podrían llamarse “Recuperación”, ya que se había invadido sólo una ciudad, que en poco tiempo fue recuperada y expulsados sus invasores.


 


 

Carlos Marturetflecha Autor: ESTHER SUZZI CASAL DE LIZARAZU es magister en Historia y miembro del Instituto Argentino de Historia Militar.









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