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Modelismo Avanzado


Panhard AML H-90 1:35







Por Juan Carlos Heredia



El blindado AML (Auto Mitrailleuse Legére) tiene su origen en la década del 60 como un requerimiento del ejército francés de disponer de un vehículo de exploración, siendo seleccionado el diseño de la firma Panhard.

Pequeño, muy móvil y armado con dos ametralladoras, el AML inicial tuvo un notable éxito y dio origen a toda una familia de blindados derivados: la versión cazatanques o autocañón H-90, que ofrecía la mayor relación en la historia de los medios acorazados entre potencia de fuego y peso del vehículo (un cañón de 90mm contra apenas 5,5 tn); la versión de apoyo AML-60 que portaba un mortero de 60mm y un cañón de 20mm; también hubo versiones del AML trasportes de personal, antiaéreas (con dos cañones de 20mm); y de vigilancia del campo de batalla con un radar Rasit.

De esta familia de vehículos acorazados, Panhard fabricó casi cinco mil ejemplares, exportándose a más de treinta países de todo el mundo y entrando en combate en numerosas ocasiones en Medio Oriente, Israel, Sudáfrica y la guerra de Malvinas.

Los Panhard en el Ejército Argentino - Malvinas.

Entre 1977 y 1978 el Ejército Argentino adquirió en Francia sesenta AML en la versión H-90 para dotar a sus Escuadrones de Exploración de Caballería Blindada en todo el país.

En abril de 1982 quiso el destino que se convirtieran en el único medio blindado del Ejército en pisar tierra malvinense, al no poderse trasladar como se había planeado inicialmente una unidad de tanques SK-105 Kürassier debido al bloqueo naval británico. En total doce Panhard llegaron a Malvinas transportadas por los C-130 Hércules, y se prepararon para afrontar la guerra en un terreno que les era completamente desfavorable.

A diferencia de los tanques ligeros Skorpion que usaron los británicos, los Panhard tenían cuatro ruedas y no contaban con orugas para disminuir su presión sobre el suelo y poder desplazarse.

La superficie de las islas, blanda y barrosa, cubierta apenas por una capa de turba, no permitía la tracción de los vehículos fuera de los escasos caminos de ripio que rodeaban a Puerto Argentino, restringiendo sus movimientos y dificultando las tareas de exploración.




Panhard AML H-90 1:35 Panhard AML H-90 1:35
Panhard AML H-90 1:35
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Apartarse de ellos era enterrar seguro el AML hasta los ejes, debiendo recurrir a un Chinook para poder sacarlo. Y sin poder utilizar su movilidad, los Panhard quedaban reducidos a simples cañones estáticos.

El clima frío y húmedo dañaba el sistema eléctrico y debían precalentarse las baterías. Con el correr de los días también comenzó a escasear el combustible para moverse, que era reservado con prioridad a los generadores de los radares y cañoñes antiaéreos, vitales para la defensa.

Las horas de luz diurna eran escasas en el invierno malvinense y este factor fue crítico al iniciarse los combates: los ingleses siempre atacaban de noche y el sistema de tiro de los Panhard no contaba con visores nocturnos, dejándolos a ciegas en plena acción. Con el enemigo acercándose a Puerto Argentino los AML fueron utilizados como artillería en la zona del hipódromo en misiones de apoyo a las tropas que se retiraban, sufriendo el fuego de contrabatería y de mayor alcance de las piezas británicas, exponiéndose al accionar de los helicópteros y aviones Harrier que controlaban el espacio aéreo.

Dos Panhard fueron alcanzadas por esquirlas del fuego enemigo y uno de sus tripulantes resultó herido, quedando ambos vehículos fuera de servicio, aunque podrían haber sido reparados en otras circunstancias, y debiendo retirarse el resto, de la posición.

Finalmente, el 14 de junio al llegar la rendición, los vehículos fueron inutilizados parcialmente por sus tripulaciones quitando los cierres de los cañones, ya que destruirlos completamente al estar dentro de la ciudad hubiera implicado riesgo para los civiles.

Un Panhard argentino capturado por los británicos, el EA33524 “TCNL. OLASCOAGA” puede observarse hoy en el Museo de Tanques de Bovington en Inglaterra. En la actualidad continúan prestando servicios en el Ejército Argentino, siendo objeto de un programa de repotenciación con un nuevo motor diesel que mejorará notablemente sus perfomances de alcance, potencia y seguridad.

La Maqueta

Existen dos maquetas en escala 1:35 del Panhard en la versión H-90 que nos interesa para lograr el modelo argentino, ambas realizadas en resina, bastante caras y difíciles de conseguir y además su aspecto final no me convencía completamente: el de la firma KMR española que trae unos interiores muy básicos y el de la francesa Azimut que es maciza, sin interiores.

El diseño del AML, con amplias compuertas y escotillas de acceso por los laterales, en el puesto del conductor y sobre la torre, permite al dejarlas abiertas ver con claridad los interiores del pequeño vehículo y lo hacen atractivo para un súper detallado.

Por ello decidí construir mi maqueta en forma casera o “scracht” utilizando láminas de plástico alto impacto de 0,5mm de espesor, que representa a escala aproximadamente el espesor del blindaje real (de 8 a 15mm).

Contando con la ayuda de buenas vistas y fotografías obtenidas de los Panhard del EA, comencé por la construcción del chasis, debiendo recurrir a dosis de paciencia para el montaje porque sus numerosas placas anguladas y la falta de refuerzos internos lo hace muy frágil, haciendo necesario el uso de cianocrialato para fijar rápidamente las piezas y luego reforzar la unión con pegamento líquido.

Contando con la ayuda de buenas vistas y fotografías obtenidas de los Panhard del EA, comencé por la construcción del chasis, debiendo recurrir a dosis de paciencia para el montaje porque sus numerosas placas anguladas y la falta de refuerzos internos lo hace muy frágil, haciendo necesario el uso de cianocrialato para fijar rápidamente las piezas y luego reforzar la unión con pegamento líquido.

Para conseguir las ruedas, canibalicé la de un Mowag Piraña de Esci, modificándola con el dibujo correcto de las cubiertas y tomándole moldes para reproducirla en resina.

Las tapas del motor y los escapes se hacen con plástico de distintos espesores y las manijas de alambre de cobre delgado. Al frente del vehículo la chapa acanalada para cruzar zanjas requiere de buen pulso para perforar alineados en la lámina plástica sus setenta y dos orificios...

La torre se construyó de igual manera, el tubo del cañón lo obtuve del mango de un pincel, debiendo recrear todos los demás detalles, como el freno de boca, la culata y el cierre.

En el interior debe fabricarse la cesta de la torre con alambre de cobre y lámina plástica, agregando los asientos, los carruseles de la munición, el equipo de radio y visores.

La forma abombada de la escotilla del comandante se hace estampando el plástico, previamente ablandado con calor, con un objeto de la forma adecuada, en mi caso usé una bolita de vidrio.
La ametralladora francesa, las luces y fumígenos externos completan el conjunto.
Para la pintura, recurrí a los colores de Humbrol marrón 118 y verde 108, completando con lavados de óleo negro y ocre, pincel seco en tonos arenas y un fino empolvado final con el aerógrafo sobre los bajos, cubiertas y parte trasera.

Los números son letraset transferibles y corresponden a un Panhard del Escuadrón de Exploración de Caballería Blindado 1 “Cnl. D. Isidoro Suárez” con asiento en Arana, La Plata, en 1994.

Es un trabajo arduo que demandó mucho tiempo, pero verlo terminado es una gran satisfacción, pués esta pequeña maqueta en escala 1.35 con sus once centímetros hasta la punta del cañón cabe en la palma de una mano, y es mi modelo preferido!



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