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Modelismo Avanzado
VCA Palmaria.
Maqueta: Héctor Quevedo.
Texto: Roberto Díaz
Palmaria es la denominación otorgada por el fabricante italiano Oto Melara a un desarrollo para una pieza de artillería autopropulsada, iniciado en 1977.
Los estudios se centraron en el diseño de la torre, un cañón L41 de 155 mm con sus sistemas de carga y puntería, usando como base un glacis de tanque OF-40. La torre fue terminada en 1980 e integrada en el blindado italiano, para luego completar un pedido para el ejército libio.
A fines de la década del ochenta, la empresa estatal TAMSE comenzó a desarrollar para el Ejército Argentino un VCA (Vehículo de Combate de Artillería). Para ello, compró 25 torres Palmaria a Oto Melara y decidió colocarlas sobre sus nuevos glacis de TAM alargados de siete ejes (recordemos que el TAM estándar tiene seis), construidos para el proyecto congelado del TAP (Tanque Argentino Pesado).
El diseño resultó en una pieza de artillería autopropulsada de 42 toneladas de peso, capaz de superar los 55 km/h en carretera y un alcance máximo superior a los 900 km con tanques suplementarios, gracias a su motor diesel alemán MTU de 6 cilindros y 720 hp.
La pieza principal de 155 mm puede batir blancos a distancias del orden de los 25 km con munición normal HE, tanto de día como de noche, asistida para la autodefensa por una ametralladora MAG de 7,62 mm sobre la torre. Posee además 8 lanzagranadas fumígenas.
La tripulación se compone de cinco hombres:
Jefe de pieza.
Conductor motorista.
Apuntador.
Cargador.
Abastecedor de munición.
Los dos primeros Palmaria argentinos, de un total de 18 proyectados, se entregaron al Grupo de Artillería Blindado 11, sito en la localidad de Comandante Luis Piedrabuena, Provincia de Santa Cruz, en Marzo de 1997.
Más adelante se los complementó con 6 modernos vehículos TAM VCCDT (Vehículo de Combate Centro de Dirección de Tiro) y sendos amunicionadores M-548A2, aunque también está previsto el diseño de un TAM amunicionador que los reemplace, y del que ya se han construido dos prototipos.
La maqueta
El mejor consejo que puedo dar antes de encarar cualquier proyecto modelístico es nutrirnos de la mayor cantidad de documentación posible, en especial planos y fotografías.
Esto es de particular importancia para los que gustan de las conversiones y el scratch, ya que la fidelidad del resultado final dependerá de lo confiable y profunda que sea nuestra investigación.
Toda la familia TAM está desarrollada a partir del vehículo de combate de infantería de 30 toneladas
Marder alemán. La firma Tamiya tiene en su catálogo 1/35 un modelo 1A2, item 35162, que es un muy buen punto de partida para la conversión.
El autor de esta maqueta es el modelista Héctor “Bachi” Quevedo, integrante como yo, del club de modelismo IPMS Esteban Echeverría & Ezeiza. Para lograr el Palmaria utilizó dos kits, cortándolos uno por detrás de la sexta rueda y el otro entre la quinta y la sexta, logrando así un chasis de siete ruedas. Luego, con recortes de plástico alto impacto terminó el chasis completo y la la torre.
Con las piezas sobrantes del Marder cortó los guardabarros y aprovechó periscopios, luces, escotillas (conductor) etc. Todo el resto está logrado con partes de polietileno, alambres y demás elementos de descarte.
Los faldones y los soportes de los faros están hechos con papel españa, mientras que las orugas son de plomo (Los Huarpes Models). El cañón es la otra pieza de metal, confeccionado en
scratch (modelado a mano) de una varilla de aluminio torneada en el taller mecánico donde Héctor trabaja, y con el freno de boca modelado con limas redondas, planas y mucha paciencia.
En referencia a la pintura, vale el comentario que existen Palmarias en los dos esquemas normalizados del Ejército Argentino: el “mesopotamico” en dos tonos de verde, y el “patagónico” en verde y canela; el autor escogió este último para su modelo.
Usando referencias fotográficas de su colección particular, empleó una combinación de colores aerografiados de la marca Humbrol verde N° 150 y marrón N° 250, además de negro N° 33 para los trenes de rodaje, rojo brillante N° 19 para las luces de posición traseras y Metal Cote N° 27002 para las delanteras y otros retoques menores. Una vez curada la pintura, se retocó con un suave lavado a pincel con óleos marrones y negro, y algunos descascarados simulados con verde N° 117. Su intención fue mostrar al vehículo con desgaste propio del uso pero sin llegar a evidenciar un deterioro demasiado pronunciado.
Esto no es casualidad, sino que el interés en todo momento fue provocar que la atención del observador se centre en el trabajo de conversión y construcción del kit, sin que se desvíe al acabado general. El modelo se terminó con algo de impedimenta externa sujeta a la parte posterior de la torre. Se usaron réplicas de mochilas norteamericanas ALICE de la firma Verlinden, además de colchonetas, correajes y redes de enmascaramiento de construcción propia. Los cables de las antenas de radio están confeccionadas con hilos de estireno alargado gracias al calor de la llama de un encendedor.
Quiero hacer notar que no existen maquetas comerciales de este blindado, por lo que creo que es doblemente destacable el trabajo de documentación y conversión que este proyecto demandó. A la luz de los resultados puedo decir que el tiempo y el esfuerzo del autor claramente valió la pena.